El arte sacro se relaciona directamente con la religión, tal como su nombre lo dice, pues sacro significa sagrado y está vinculado con una divinidad, o culto, así que por este motivo todas las obras realizadas se relacionan con la creencia de la religión y la fe. Esta corriente artística tuvo su origen en Europa durante la edad media, pero no fue hasta el renacimiento que tuvo su mayor auge, y de esta época es que tenemos a artistas como: Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Caravaggio, entre otros. Es importante mencionar que, aunque se asocia principalmente con el catolicismo, también existe en diferentes religiones.
Probablemente te sean familiares las pinturas que se encuentran en la Basílica de San Pedro, o las que se ubican en la Capilla Sixtina, siendo estas dos las más reconocidas por su importancia, ya que fueron trabajos del arquitecto, escultor y pintor Miguel Angel. El arte sacro es considerado por algunos expertos como “Una forma de arte que representa la belleza de Jesús, y su encarnación” algo que de cierta forma también quería representar la iglesia al momento de solicitar este tipo de trabajos.
Aunque el arte sacro tiene su origen en Europa, América Latina no se queda atrás con este tipo de obras, pues con la llegada de los colonizadores al continente, trajeron con ellos muchas costumbres e ideas con las que vivimos hoy en día, siendo la religión católica una de las más notorias en la población. La introducción de estas obras tuvieron la intención directa de que los indígenas incorporaron el catolicismo a su vida, y acompañado de otras imágenes religiosas reforzaron las ideas y creencias de la religión.
Una parte importante de la conquista fue precisamente la evangelización, pues a través de la religión enseñaban de qué manera comportarse, y qué tipo de valores tenían que adaptar, todo basándose y tomando como referencia el catolicismo, misma que logró el adoctrinamiento de los indígenas. Una vez que la religión católica fue introducida en su totalidad en los territorios conquistados, la fe de las personas comenzó a crecer y surgen las primeras construcciones de capillas y templos para que la gente acudiera a ellos.
La influencia de la religión, y el estilo de vida en las personas cambió tanto que incluso en La Nueva España como era conocido en ese entonces México, comenzaron a surgir artistas que dedicaron sus obras a la fe y devoción que se vivía en la época de la colonia. Por ejemplo, el pintor Juan Patricio Morlete Ruiz, nacido en San Miguel de Allende en 1713 realizó varias pinturas de esta corriente artística, como la pintura Corazón de Jesús, quien realiza una alegoría al Sagrado Corazón de Jesús, y que además plasmó a otras importantes figuras religiosas, como a San Felipe Neri, quien fundó La Congregación del Oratorio, a San Ignacio de Loyola fundador de La Compañía de Jesús, y otras personas relacionadas al catolicismo.
En la arquitectura también podemos ver reflejada influencia Europea, pero en estas edificaciones también podemos ver características culturales provenientes de los indígenas, ya que muchos de ellos participaron en la construcción de catedrales, o capillas y le dieron su toque el cual fue plasmado en las fachadas, y en la forma de construcción, pues aqui se utilizaban materiales diferentes a los que se usaban comúnmente en Europa. A pesar de ser sometidos bajo el catolicismo, estos pequeños motivos que realizaron en las construcciones le dieron un toque cultural de sus orígenes.
El arte sacro fue representado por artistas de la época, pero también se inculcó a las demás personas, y aunque no se realizaba en la misma magnitud, también se podía plasmar por medio del bordado, una actividad que era para mujeres, y esos bordados eran usados para vestir o adornar altares. El arte sacro en México es muy extenso e involucra muchos objetos y recintos, por lo cual gran parte del territorio cuenta con bienes inmuebles que son protegidos por la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Muchos de ellos pueden ser visitados directamente en iglesias, catedrales; como lo es la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, o las pinturas que pueden ser encontradas en lugares como el Museo Nacional de Arte, que se ubica en el Centro de la ciudad.
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Melisa Moreno
Colaboradora